lunes, 19 de abril de 2010

IMPRESIONISMO


El movimiento plástico impresionista se desarrolló a partir de la segunda mitad del siglo XIX en Europa —principalmente en Francia— caracterizado, a grandes rasgos, por el intento de plasmar la luz (la «impresión» visual) y el instante, sin reparar en la identidad de aquello que la proyectaba. Es decir, si sus antecesores pintaban formas con identidad, los impresionistas pintarán el momento de luz, más allá de las formas que subyacen bajo éste. El movimiento fue bautizado por la crítica como Impresionismo con ironía y escepticismo respecto al cuadro de Monet Impresión: sol naciente. Siendo diametralmente opuesto a la pintura metafísica, su importancia es clave en el desarrollo del arte posterior, especialmente del postimpresionismo y las vanguardias.

Claude-Oscar Monet (París, Francia, 14 de noviembre de 1840 - Giverny, 5 de diciembre de 1926) fue un pintor impresionista francés.

Siempre se ha considerado a Monet como el máximo representante del Impresionismo. Indudablemente, Monet es un impresionista puro, él nunca abandonó sus planteamientos. A lo largo de su dilatada carrera, llegó a ejecutar cerca de tres mil cuadros. Su máxima preocupación es plamar la vibración cromático-lumínica en sus lienzos. En sus temas la luz engendra el color y la forma. Su retina capta hábilmente el reflejo de la luz en cualquier lugar: en una superficie acuática, en un suelo nevado o en la portada de una catedral. Sus temas preferidos son las marinas, escenas fluviales y paisajes. En su infatigable investigación de la incidencia de la luz, observa que ésta varía con el paso del tiempo, y así se producen múltiples efectos que intenta rescatar con su ágil y rápida pincelada.

Nunca derivó hacia otras corrientes artísticas, sino que se mantuvo fiel al Impresionismo hasta su muerte. Destacan otros casos como el de Cézanne, que hace del Impresionismo, un personalísimo estilo que camina por cauces diferentes. Otros pintores impresionistas pero de personalidad distinta a la de Monet son Degas y Renoir, no por ello menos importantes.

Monet fue un gran amante de la cultura y arte japonés. De ahí, que se construyera un jardín a la oriental, con un puente y con nenúfares. Este fue un buen lugar para refugiarse en sus últimos años. En este tiempo, un Monet casi ciego se deja "iluminar" por una luz limpia incidiendo en el agua de su estanque y en todo lo que le rodea. Ello le lleva a crear pinturas restallantes de vida, verdaderas "sinfonías cromáticas".

IMPRESIÓN DEL SOL NACIENTE:

El artista pretendía reflejar lo cambiante de un mundo que carecía de estabilidad por el hecho de estar inmerso en una atmósfera en continuo movimiento; con este fin representó la bola de fuego del sol en el momento de elevarse en el horizonte y enviar sus rayos a través de las nubes para que se reflejaran en las tranquilas aguas del puerto.


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