lunes, 19 de abril de 2010

NEOIMPRESIONISMO

TARDE DE DOMIGNO EN LA ISLA DE LA GRANDE JATTE DE SEURAT


El neoimpresionismo significa descomposición prismática de los colores y su mezcla a través del ojo del espectador, a la cual va unido el respeto por las leyes eternas del arte: ritmo, simetría, contraste. Este modo de pintar es la consecuencia necesaria del impresionismo. Así como la técnica de los impresionistas es instintiva y fugaz, en igual medida la de los neoimpresionistas es meditada y constante. Tal como los impresionistas usan en su paleta colores puros, pero bajo ningún concepto admiten una mezcla en la paleta, salvo la mezcla de colores vecinos en el círculo, estos, matizados entre sí, y aclarados con el blanco, engendra la multiplicidad de los colores del prisma y todas sus graduaciones.

El objeto de la descomposición de los colores es conferir al color el mayor esplendor posible, crear en el ojo -mediante la mezcla de las partículas de color yuxtapuestas- una luz coloreada, el brillo de la luz y los colores de la naturaleza.

Los cuadros neoimpresionistas no son estudios ni cuadros de caballete: son ejemplos de un arte de gran despliegue decorativo, que sacrifica la anécdota a la línea, el análisis a la síntesis, lo fugaz a lo perdurable, y confiere a la naturaleza -tan hastiada ya de que se la reproduzca en forma dudosa- una verdad intangible.

Georges Pierre Seurat (2 de diciembre de 1859 – 29 de marzo de 1891) fue un pintor francés y el fundador del Neoimpresionismo. Su trabajo Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte es uno de los íconos de la pintura del siglo XIX.

Seurat nace en París en el seno de una familia modesta, pero desahogada económicamente, lo que le permitirá mantener durante toda su vida una inusual posición de independencia respecto a los imperativos del mercado artístico y perseverar en una obra radical, que apenas encontrana compradores.
Tras asistir a la escuela municipal de dibujo, con 18 años es admitido en la Escuela de Bellas Artes y se inscribe como alumno en el estudio de Henri Lehmann, un discípulo de Ingres. Estudiante poco brillante, sus abundantes lecturas le permiten escapar de un ambiente de mediocre academicismo. En esta época descubre las teorías científicas de los colores de Eugéne Chevreul y de Ogden Nicholas Rood, estudia con detenimiento el Tratado de pintura de Leonardo da Vinci y se interesa por las investigaciones de Maxwell sobre la naturaleza física de la luz.

TARDE DE DOMIGNO EN LA ISLA DE LA GRANDE JATTE:

Seurat pasó dos años pintando el cuadro, concentrándose escrupulosamente en el paisaje del parque. Rehizo varias veces el original y completó numerosos bocetos y esquemas preliminares. Se sentaba a menudo en los jardines y hacía numerosos bocetos de las distintas figuras a fin de perfeccionarlas. Puso especial cuidado en el uso del color, luz y formas. El cuadro tiene aproximadamente 2x3 m. Fue expuesto por primera vez en la octava exposición colectiva del grupo impresionista, en 1886.

Basado en el estudio de la teoría óptica del color, contrastó puntos minúsculos de color que, a través de la unificación óptica, forman una figura coherente en el ojo del observador. Creía que esta forma de pintura, conocida luego como puntillismo, haría los colores más brillantes y fuertes que pintados a pinceladas. Para hacer la experiencia aún más realista, rodeó el cuadro con una trama de puntos que a su vez limitó con un marco simple de madera clara, de esta forma se lo exhibe aún en el Instituto de Arte de Chicago.

TARDE DE DOMIGNO EN LA ISLA DE LA GRANDE JATTE:

Seurat pasó dos años pintando el cuadro, concentrándose escrupulosamente en el paisaje del parque. Rehizo varias veces el original y completó numerosos bocetos y esquemas preliminares. Se sentaba a menudo en los jardines y hacía numerosos bocetos de las distintas figuras a fin de perfeccionarlas. Puso especial cuidado en el uso del color, luz y formas. El cuadro tiene aproximadamente 2x3 m. Fue expuesto por primera vez en la octava exposición colectiva del grupo impresionista, en 1886.

Basado en el estudio de la teoría óptica del color, contrastó puntos minúsculos de color que, a través de la unificación óptica, forman una figura coherente en el ojo del observador. Creía que esta forma de pintura, conocida luego como puntillismo, haría los colores más brillantes y fuertes que pintados a pinceladas. Para hacer la experiencia aún más realista, rodeó el cuadro con una trama de puntos que a su vez limitó con un marco simple de madera clara, de esta forma se lo exhibe aún en el Instituto de Arte de Chicago.


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